Todos empezamos a tener un poco más claro el cómo está afectando a nuestra forma de comunicar la implantación de las redes sociales y, en general, la Web 2.0. Las empresas e instituciones, siempre más lentas a la hora de moverse que las personas, también están empezando a darse cuenta de ello.
Una de las cosas que más preocupa a las empresas cuando piensan en “entrar” a operar en una determinada red social es la posibilidad de que la gente vierta en ellas contenidos negativos sobre su firma, marca, producto, etc. Por desgracia no se dan cuenta de que, independientemente de que estén o no en las redes sociales, estos comentarios u opiniones sobre su empresa van a existir igualmente pero parece que muchas veces se sigue aplicando aquello de “ojos que no ven corazón que no siente”.
En el fondo, esta preocupación de muchas empresas no es más que un reflejo inconsciente de proteger su reputación. Y de eso mismo se trata, de proteger su reputación, pero dentro de la pantalla. De cuidar, mejorar y proteger su “reputación digital”.
Podemos definir la “reputación digital” como “el reflejo del prestigio o estima de una persona o marca en Internet“, o dicho de otra forma, cómo nos ven los que nos rodean -usuarios, proveedores, clientes, otras empresas o instituciones- en la red o qué se dice acerca de nosotros.
La reputación digital de una marca se construye en base a las opiniones publicadas en Internet sobre sus productos, actividades o servicios. Estos comentarios son realizados por personas (clientes, empleados, competidores…) y se difunden a través de los principales canales de comunicación como blogs, foros de discusión, redes sociales, etc. De esta manera va tejiéndose la reputación 2.0 de una compañía o empresa.
La reputación digital (a diferencia de la tradicional), no se circunscribe sólo a familiares, amigos y conocidos, sino que adquiere una nueva dimensión. Hoy en día, casi todos contamos -gozamos o sufrimos- con una identidad digital, somos partícipes de la reputación de otros y, como no podría ser de otra forma, protagonistas de la propia.
La reputación digital es muy importante y las empresas tienen que se conscientes de que, buena parte de su futuro, pasa por tener una reputación digital que, al menos, consiga ser igual de buena que su reputación en la vida real. Pero para conseguirlo hay que trabajar mucho y bien, como para conseguir una buena reputación en nuestra vida real: no es cuestión de un día sino de una forma de entender la vida.
La imagen la sacamos del blog Radiocontempo.